Guía de entrenamiento aplicado al guardavidas

Guía de entrenamiento aplicado al guardavidas

Es necesario entrenar para los requerimientos de nuestra profesión,
reconocer aspectos básicos fisiológicos y como periodizar nuestro
entrenamiento puede hacer la diferencia.

Lic. Jonathan Ortiz

Los socorristas tienen un papel diverso en la seguridad pública. Su condición psicofísica tiene un impacto directo de gran relevancia en su capacidad para realizar rescates de manera eficiente, ya sea que trabajen en una piscina o en aguas abiertas. Un adecuado plan de entrenamiento físico adaptado a las necesidades del campo y estrategias inteligentes de nutrición van a ser fundamentales para el mantenimiento de una buena condición física, tan importantes, como las técnicas específicas que se necesitan para ser un socorrista idóneo.

En el siguiente artículo, proponemos una serie de variables metodológicas y fisiológicas que deben tenerse en cuenta a la hora de formular un plan de entrenamiento con socorristas. Analizando, además, aspectos biomecánicos y nutricionales que van a ser abordados desde principios básicos con la finalidad de mejorar la forma psicofísica del socorrista entrenado.

Variables básicas sobre el Entrenamiento en Socorristas

Es importante aclarar de antemano que un socorrista debe estar a lo largo de toda su profesión preparado y entrenado, no solo en temporada. Este se ve expuesto constantemente no solo a condiciones climáticas difíciles, sino a esfuerzos que demandan de una preparación previa específica y condicionante. Primeramente, los socorristas deben realizar ejercicios que ayuden a desarrollar sus capacidades condicionales, pero con necesidad de trabajarlas a conciencia y de forma específica a su tarea, ya que su entrenamiento no debe ser copiado de otra disciplina como generalmente ocurre. Este entrenamiento debe atender de forma inteligente a sus necesidades prácticas, biomecánicas y requerimientos metabólicos, los cuales se van a presentar a la hora de hacer un rescate, extraer a una persona del agua o realizar esprints trasladando elementos, por ejemplo.

Como principales variables a tener en cuenta para que puedan realizar su trabajo de manera óptima y eficiente nos encontramos con la necesidad imperante del desarrollo de las capacidades condicionantes generales. Estas son la; resistencia, la fuerza, la velocidad y la flexibilidad (1).

Por otro lado, y no menos importantes, las capacidades coordinativas simples y coordinativas complejas. Aspectos de suma importancia para mejorar la eficiencia, control y aplicación de técnicas de salvamento, lo cual repercutirá también en el desarrollo motriz tanto en el medio acuático como el terrestre (2).

Trabajo de fuerza en Socorristas

El trabajo de la capacidad fuerza debe ser imprescindible para fortalecer estructuras artromusculares, aumentar la fuerza útil y mejorar la disponibilidad energética de nuestro cuerpo (aumentar reservas glucogénicas).

Por otro lado, no existe otra forma de estimular fibras rápidas tipo II que no sea con entrenamiento de fuerza periodizado, fibras que pierden su función con el correr de los años y son esenciales en actividades explosivas (3).

Decir que un socorrista no necesita realizar trabajos de fuerza, es valorar muy poco la capacidad funcional del mismo o desconocer la práctica. No solo por los amplios beneficios que trae realizar un correcto entrenamiento de fuerza, sino porque sus acciones requieren de una fuerza relativa muy prescindible. Por ejemplo, al traccionar la soga de rescate, al extraer un sujeto del agua, al transportar elementos de flotación o al mantener a flote una víctima. Acciones que obviamente requieren de una aplicación de fuerzas más que necesarias y que necesitan ser trabajadas constantemente.

La fuerza, definida brevemente como la capacidad del músculo de ejercer cierta tensión o como afirma Ortega Liens, “la capacidad para vencer resistencias externas o contrarrestarlas a costa de esfuerzos musculares” (4), es una capacidad, que, a su vez, puede subdividirse o clasificarse de diferentes modos según su forma de trabajo o aplicación, lo cual va a ser importante para adecuar mejor la planificación de entrenamiento.

Imagen 1 – Socorristas realizando un rescate acuático. Extraído de entrelineas.info.

En primer lugar, la fuerza que va a predominar en el trabajo o entrenamiento con socorristas será de carácter dinámica, es decir que será una fuerza aplicada con el objetivo de movilizar un objeto o el propio cuerpo. Los patrones básicos de movimientos más utilizados serán los de tracción y estabilización central. Como puede ser por ejemplo el gesto biomecánico de traccionar de un elemento de flotación sin que este interfiera en la sincronización del gesto de natación o la extracción de una víctima desde el medio acuático hasta tierra firme realizada de la forma más rápida y eficaz posible.

Una vez definido esto, es importante saber que existen, en términos generales tres tipos de fuerza: fuerza rápida, fuerza resistencia y fuerza máxima (5). En nuestro caso, las dos primeras serán las predominantes. La fuerza resistencia será necesaria en casos de donde los rescates duren más de 5 minutos. Es decir, que el socorrista deba permanecer un tiempo considerable manipulando, traccionando o flotando con la víctima o con elementos de flotación. En este aspecto, la resistencia a la fatiga va a ser un punto fundamental. En segundo lugar, la fuerza rápida tendrá lugar para realizar movimientos explosivos y altamente reactivos de pocos segundos, predominando la vía metabólica ATP-PC. Es decir, al realizar un sprint corto de acercamiento, al traccionar la soga por pocos segundos, o al movilizar a la víctima unos pocos metros.

Imagen 2 – Cuadro clasificatorio de tipos de fuerza. Extraído de Mariano Procopio.

Forma de aplicación de los ejercicios en socorristas

La velocidad de ejecución de los ejercicios debe ser muy alta y en un tiempo lo más breve posible. La razón es muy simple, cuanto antes se consiga alcanzar a la víctima y antes se llegue con ella a tierra firme, más probabilidades de éxito tendrá el rescate (Szpilman, 2013). Ante esto, es que la fuerza rápida y la velocidad pasan a ser capacidades que comienzan a prevalecer en el trabajo con socorristas y no la resistencia como siempre se termina creyendo.

Dicho esto, podemos decir que no exceder de 10 a 20 segundos de duración por ejercicio, utilizando cargas del 65% al 85% del 1RM puede ser una gran alternativa para trabajar. Ejecutar de 3 a 5 series por cada uno de los ejercicios seleccionados (más no tendría sentido) y realizar entre 6 a 12 repeticiones por cada serie pueden ser números acertados.

Para tener una idea global, la fuerza rápida se manifiesta en deportes, tales como: Natación en competencias de 50mts, 100mts y 200mts y Atletismo en las áreas de saltos lanzamientos y velocidad respectivamente. Por ende, si aplicamos ejercicios funcionales acordes a los patrones motores más utilizados, y aplicamos inteligentemente dicho trabajo de fuerza, los resultados pueden ser más que efectivos (6).

Los trabajos deben ser lógicos y coherentes, por ende, no tiene sentido trabajar en gimnasios usando maquinas de movimientos asistidos. Lo más idóneo seria trabajar por patrones básicos de movimiento y adaptarlos lo máximo posible al rol del socorrista para que exista una transferencia.

Trabajo de velocidad en socorristas 

El socorrista utiliza principalmente la carrera como un gesto de aproximación y traslación, en donde la capacidad que más prevalece es la velocidad. Estaríamos hablando de trabajar con sprints de pocos segundos, en donde se cubre una pequeña superficie con el fin de obtener una aproximación. Siendo una de las acciones más realizadas por un socorrista, la de recorrer una distancia corta, la cual puede ser del mangrullo al espejo de agua, pero en el menor tiempo posible.

La velocidad la podemos definir como “la capacidad de reaccionar y realizar un movimiento ante un estímulo concreto, en el menor tiempo posible, con la mayor eficacia y donde el cansancio aún no ha hecho acto de presencia.” Por lo tanto, la intervención del sistema neuromuscular va a ser determinante tanto el sistema nervioso, recepcionando, procesando y enviando información, que luego se transformaran en acciones en el sistema muscular como ejecutor del trabajo mecánico (7).

Correr como nadar, son patrones de movimiento más que funcionales para los socorristas, especialmente para aquellos que patrullan aguas abiertas y tienen que cubrir una distancia en tierra considerable. En muchos casos, los socorristas en las playas en plena temporada, pueden llegar a correr o caminar un promedio entre 3.5 a 7 km aproximado. Esto combinado con sprints de natación a máxima velocidad, terminan definiendo a la labor del socorrista, como un trabajo intermitente de alta intensidad, caracterizada por sprints cortos y repetidos, con combinación de trabajos de fuerza. Obviamente dependiendo en sus variables del número de rescates, el tipo de rescate y la zona de trabajo en cuestión. No caben dudas que la velocidad en su enfoque de reacción y traslación es una capacidad que debe estar muy presente en los entrenamientos con socorristas (8).

Trabajos de resistencia en socorristas

Como mencionamos anteriormente un socorrista recorre entre 3,5km a 7km, lo cual tranquilamente nos da a entender, que la suma de todas las acciones realizadas por un socorrista podría considerarse un trabajo de resistencia. Es decir, la capacidad de poder resistir a esta suma de variables manteniendo el mejor rendimiento posible, lógicamente hablando del número de rescates, la distancia de tiempo entre cada rescate y la recuperación entre los mismos.

Principalmente va a ser importante que el socorrista pueda estar siempre preparado, alerta y con buena capacidad de oxigenación, en caso de que se lo solicite en varias ocasiones con momentos de recuperación cortos. Y aunque generalmente esto no ocurre, en días de plena temporada en playas muy frecuentadas esto puede llegar a pasar y el socorrista debe estar preparado con una capacidad de resistencia al esfuerzo muy desarrollada. Dichos entrenamientos de resistencia deben ser de carácter interválicos de alta intensidad, forma tal, que puedan aumentar el consumo de oxigeno de una forma considerable y lo mantengan preparado para dichos esfuerzos.

Natación y su importancia en el rol del socorrista

Debido a la naturaleza de la actividad, el gesto biomecánico de la natación obviamente debe ser importante o predominante en la tarea o entrenamiento del socorrista. El nado en un rescate, debe ser rápido y preciso para que el socorrista pueda llegar rápidamente a la situación requerida, pero con la preparación necesaria, para que, al hacerlo, pueda seguir efectuando maniobras de rescate o reanimación dependiendo de lo que el rescate acuático requiera.

El entrenamiento típico de natación debe incluir movilización articular especifica previa de todos los eslabones cinemáticos, principalmente hombros y caderas. Esta movilización debe efectuarse en todos los planos un mínimo de 15 minutos. Por otro lado, algunos estiramientos leves pueden venir bien (no más de 10 segundos), ya que la flexibilidad debe trabajarse a parte con periodos de tiempo más largos. Posterior a esto, los socorristas generalmente se centran en entrenar su estilo de natación y trabajan con grandes volúmenes. Cuando si analizamos en detalle su aplicación práctica, dicho volumen no correspondería con la importancia del trabajo de intensidad.

Donde el entrenamiento de las técnicas de respiración, resistencia a la alta intensidad y desarrollo de la fuerza de tracción pasan a ser aspectos fundamentales, y estos justamente no se trabajan al nadar 2ka a 3km con baja intensidad como generalmente se suele hacer (9). Dicha necesidad del trabajo con sprints repetidos o pasadas por ejemplo de 50mts a 200mts, se fundamenta en el trabajo de la vía glucolítica extra mitocondrial, es decir, que su principal objetivo debería ser el de poder ser lo más rápido posible en un sprint de natación (25mts a 100mts), llevando cargas en algunos casos (elementos) y tratando de economizar la mayor cantidad de oxigeno posible para utilizar en el traslado de la víctima. Trabajar a bajas intensidades, con grandes volúmenes y sin intervalos de tiempo lamentablemente no sería  transferible a la práctica de un socorrista, a no ser que se trate de un trabajo regenerativo o recreativo de la semana.

Imagen 3 – Socorristas realizando nado de acercamiento a una víctima.

Por último, es importante tener en cuenta algunas acciones biomecánicas en el estilo de nado del socorrista que son sumamente necesarias; la acción de la brazada, ya que no seria lo mismo en pileta que en el mar (mayor altura en la fase de recobro), el nado con cabeza afuera (para visualizar siempre a la victima durante todo el recorrido), la potencia de la patada ( ya que al llevar la cabeza afuera del agua esto termina afectando en la inclinación de tronco), trabajar en apnea ( en caso de rompientes largas y necesidad de economizar la respiración), aprender a filtrar olas ( muy importante para no generar gran frente de choque y perder velocidad en el nado) bracing intrabdominal (aumentara la capacidad de flotación) y la capacidad de relajación (sumamente importante para evitar nerviosismo, economizar las reservas de oxigeno y poder socorrer a la victima sin sobresaltos).

La intensidad y su importancia en el entrenamiento con socorristas

En general la intensidad debe prevalecer sobre el volumen, nadando entre 1500mts a 2000mts de distancia por entrenamiento o sesión. Sin ánimos a que parezca poca distancia. Ya que, al priorizar los trabajos de alta intensidad por intervalos, aspectos altamente transferibles a su práctica, no se necesitan grandes volúmenes diarios. Esto trasladado a cinco u ocho estímulos semanales dependiendo de la época del año, el entrenamiento previo del socorrista y de la preparación que este tenga.

Los días en que los socorristas entrenan sus sprints en el agua (velocidad), también pueden llevar a cabo una sesión de, salvamento, ejercicios correctivos, entrenamiento de fuerza o realizar un trabajo de resistencia corriendo unos pocos kilómetros. Los socorristas de playa deberían hacer combinaciones de natación, trote o remo. Ya que esa trasferencia entre patrones motores seria lo más adecuado a su desempeño especifico. No se busca nadadores, corredores, ni sujetos con gran fuerza, sino un agente que puede ser lo más eficaz y efectivo en la combinación de ambas para realizar las siguientes acciones:

Trasladarse en distancias cortas lo más rápido posible, tanto por tierra como por agua.

Trasladar sobre el agua una víctima manteniendo su flotabilidad.

Traccionar la soga de rescate con la mayor fuerza y eficacia posible.

Nadar a su mayor velocidad trasladando cargas extras a su cuerpo (elementos de flotación).

Traccionar y trasladar horizontalmente una víctima (peso muerto) de forma rápida y eficaz).

Aquí radica la importancia de dichos patrones y su intensidad, en palabras de Verjoshanski (citado en A.D. Cristobal) la intensidad de la carga determina la fuerza y la especificidad de su efecto sobre el cuerpo (10).

Otro aspecto de suma importancia va a ser trabajar de forma intermitente. Aquí los métodos HIIT pueden ser muy efectivos, ya que se trabajará en periodos cortos a grandes intensidades, en simples palabras, como los socorristas generalmente o hacen en su trabajo.

Patrones motores básicos y su aplicación en el entrenamiento con socorristas. 

Como analizamos en la mayoría de las acciones realizadas por un socorrista, los patrones básicos se llevan a cabo bajo condiciones de tracción. Principalmente la tracción horizontal pasa a ser un patrón primordial, tanto para la tracción de una soga de rescate como para movilizar a tierra firme una víctima.

Esto, nos da la premisa, de que este patrón debe ser trabajado, no solo con simulacros, sino con ejercicios específicos que estimulen dicho patrón. Por ejemplo, traccionar con sogas trineos, pesos libres como mancuernas, pelotas, entre otros elementos. Algunos trabajos de socorristas requieren la capacidad de remar rápidamente mediante una embarcación, lo que significa que remar también puede ser un ejercicio funcional y practico. Incluso para los socorristas que no necesitan remar al realizar su trabajo, ejercitarse remando permite desarrollar resistencia cardiovascular y desarrollar la fuerza en sus cadenas cinemáticas superiores. Estos son atributos físicos claves para los socorristas en la búsqueda de una preparación optima (11).

Los patrones motores básicos o ejercicios que más deben prevalecer deben ser de; tracción horizontal (remo, remo invertido, retracciones escapulares, vuelos, etc.), tracción vertical (cargadas, arranques, dominadas, etc.), bisagras de cadera y dominancia de rodillas ( peso muerto, swings, puente de glúteos, etc.), empujes (sentadillas, estocadas, etc.) y estabilización central ( planchas, rollouts y múltiples ejercicios que generen efectos de anti-extensión, anti-flexión y anti-rotación). Los patrones fundamentales van a ser la tracción como antes habíamos marcado y la estabilización para fortalecer el centro de masas del cuerpo. Por otro lado, los ejercicios de bisagra de cadera y dominancia de rodillas también van a ser muy importantes para fortalecer tren inferior y aumentar la fuerza útil en maniobras de tracción en tierra. 

Formas de periodizar el entrenamiento en socorristas 

La fuerza corporal en el tren superior es de suma importancia para los socorristas, estos tienen que ser capaces de remolcar víctimas inconscientes en forma de peso muerto. Sin embargo, un tren superior fuerte tiene que estar equilibrado con un trabajo óptimo de fortalecimiento del tren inferior, lo cual beneficiara enormemente a los patrones básicos de movimiento como la tracción. Los ejercicios conocidos como multiarticulares permiten entrenar a más de un grupo de músculos a la vez.

Por otro lado, los trabajos de estabilización central van a ser fundamentales, ya que la fuerza nace desde los músculos centrales y en maniobras como traccionar sogas o realizar sprints, la importancia de trabajos de la musculatura del CORE puede ser fundamental para trasferir la fuerza a extremidades y evitar lesiones.

Periodización y programación del entrenamiento en Socorristas

De esta forma se deben trabajar cadenas cinemáticas superiores, inferiores y trabajos de estabilización central o CORE, siempre respetando los patrones motores básicos, y la tracción horizontal que como determinamos va a ser un gesto primordial en su labor práctica. Ante esto, es que las sesiones fuera del agua serán de un mínimo de tres sesiones combinadas o full body, de aquí dependiendo del entrenado socorrista, podremos tener de cinco hasta ocho estímulos semanales en adelante de 45 minutos cada uno. (12).

A modo de ejemplo, un microciclo especifico de un socorrista entrenado, previo a un mes de plena temporada, quedaría conformado de la siguiente manera:

Imagen 4 – Ejemplo de un Microciclo de preparación específica, orientado al entrenamiento con socorristas. Editado por Lic. Ortiz Jonathan.

Nutrición y descanso aplicados al entrenamiento en socorristas

La alta exigencia psicofísica que implica el trabajo diario de un socorrista en plena temporada, sumado al entrenamiento que en algunos casos implica dos sesiones diarias con ejercicios de alta intensidad, demanda importantes niveles de energía. Dichas necesidades deben ser cubiertas por nutrientes específicos en cada momento, de no ser así, el organismo comienza a acumular fatiga y por ende tendremos mayores posibilidades de que se nos bajen las defensas, disminuya la concentración o nos lastimemos en alguna acción de rescate. Disminuyendo en síntesis el rendimiento físico, aumentando el riesgo de lesiones y afectando además la capacidad de concentración en la tarea.

Por otro lado, las horas de sueño o descanso van a ser fundamentales, ya que la mayoría de los procesos anabólicos, de reconstrucción de fibras musculares y síntesis de proteínas se llevan a cabo durante el sueño. Cambios que también se verán reflejados en la composición corporal y en el aumento de reservas de tejido graso (13).

Jornadas laborales que implican estados de extrema concentración y trabajo físico, sumado a un plan de entrenamiento exigente y mala nutrición, conducen a fatiga central acumulativa. Para cubrir con los altos requerimientos de energía, los socorristas necesitan aumentar el número de ingestas durante el día y consumir alimentos con gran densidad energética. Es necesario planificar adecuadamente la alimentación agregando colaciones y, en caso de ser necesario suplementos, que ayuden a cubrir las demandas que no se puedan cubrir con los alimentos. Ya que recordemos que el desgaste psicofísico producto de una mala nutrición afectara en gran manera el laboral y más importante aún a la salud.

Macronutrientes y su aporte de energía en el entrenamiento 

Para mantenerse con energía y permitir la óptima recuperación física, se deben consumir alimentos ricos en carbohidratos cada día (energía rápida), sin descuidar tampoco las proteínas y las grasas saludables. Los carbohidratos es necesario incluirlos a diario, pero tratar especialmente que sean alimentos bajos en grasa: panes bajos en grasa, galletitas bajas en grasas (vainillas), barras de cereal, copos de cereal, turrones, pastas, arroz, avena, tubérculos, entre otros. También las frutas frescas, frutas disecadas (pasas, banana), jugos de frutas y bebidas deportivas contienen azúcares y son por lo tanto una muy buena fuente de carbohidratos.

De hecho, muchos estudios han demostrado que consumir 30-60 g de carbohidratos por hora antes o durante un entrenamiento de larga duración retrasa la fatiga. Gran parte de esta cantidad de carbohidratos durante un entrenamiento de larga duración se puede cubrir con 500-1000 ml de bebida deportiva, aunque como analizamos antes la intensidad y el trabajo por intervalos deberían ser una premisa (14).

Las ingestas inmediatamente luego de la actividad con fuentes de carbohidratos y principalmente proteínas, van a permitir una mejor recuperación de las fibras musculares. Idealmente se deben llevar alimentos para consumir luego de entrenar, con carbohidratos (cereales, frutas) y proteínas (lácteos, huevos, carne); por ejemplo: yogur, leche, bananas, cereales, jugos de frutas, sándwich (con jamón cocido, queso magro, atún, huevo, tomate).

Las proteínas y su importancia en los procesos de recuperación de energía

Es importante aclarar que las proteínas van a ser claves en los procesos de regeneración celular, principalmente si estamos expuestos constantemente a procesos catabólicos y estresantes como pueden ser el trabajo en la playa y el entrenamiento. Como mencionamos antes, si no dedicamos un tiempo al descanso y al correcto aporte de proteínas en base a nuestro peso corporal y requerimientos energéticos, es muy probable que la proteólisis se active demasiado, y esto termine degradando nuestro musculo y con ello reservas de glucógeno y proteínas musculares. Lo cual nos hará sentir más cansados, con menos fuerzas, poco ánimo y con una capacidad de concentración disminuida.

Con una alimentación bien diseñada, que contenga una amplia selección de alimentos, combinados en la proporción correcta se puede cubrir las recomendaciones de todos los nutrientes. La recomendación de proteína desde un análisis lógico será de 1,6 a 1,8 gramos por kilogramo de peso corporal dependiendo de la intensidad de los entrenamientos, el descanso y el requerimiento diario energético.

Suplementación y ayudas ergogénicas al desempeño en socorristas

La suplementación tal como barras de proteínas o suero de leche en polvo, por ejemplo, deben considerar si los requerimientos de energía son altos y el tiempo para abastecerse es limitado. Es decir, si la alimentación no llega a cubrir las necesidades requeridas por nuestra actividad y entrenamiento, ante esto, es que necesitamos complementar nuestra alimentación con algún suplemento proteico.

Es por esto, que suplementos energéticos que aporten hidratos de carbono y proteínas son prácticos y se presentan como una ayuda extra cuando la jornada laboral es larga e intensa y no se pueden realizar todas las comidas necesarias para cubrir las demandas energéticas. Peor aún, si a esto le sumamos horas de poco descanso y entrenamiento intenso.

En caso de necesitar energía adicional de forma rápida, se puede llegar a optar en casos realmente requeridos metabólicamente por ingerir alimentos con un alto contenido glucémico, tales como mermeladas, miel para untar y jugos de frutas. Ya que estos aportan energía adicional en forma de hidratos de carbono de asimilación intestinal ligera, siendo estrategias beneficiosas si estamos expuestos a momentos donde necesitamos energía rápida, peor solo en esos casos.

Lo suplementos pueden ser necesitados en socorristas que entrenen con una periodización acorde y se vean expuestos a intensas horas de trabajo. Esto con el fin de suplir su necesidad de mantenerse activos, con energías y entrenar a una alta intensidad. Principalmente la creatina, es un suplemento muy estudiado que puede aportar grandes beneficios al incrementar las reservas energéticas en estos casos. La creatina es un compuesto nitrogenado natural que se combina con fosfato originando fosfocreatina. Esta última tiene gran importancia en el metabolismo energético durante la contracción del músculo esquelético y la recuperación tras un esfuerzo físico, debido a que este compuesto es el responsable de la resíntesis de ATP (adenosintrifosfato) a partir de ADP (adenosindifosfato) por medio de una reacción catalizada por la enzima creatinquinasa (15).

Por último, recalcamos nuevamente la importancia de la cantidad y calidad de proteína ingerida, la cual se estima que debe andar entre 1.6 a 1.8 g/kg debido a la intensidad que debe requerir el entrenamiento. Estos serían valores óptimos para mantener o ganar masa muscular, de no poder suplirse dicha necesidad con alimentación, complementar con whey protein, o principalmente hacer énfasis en la ingesta del aminoácido leucina, brindara efectos positivos en la estimulación del anabolismo muscular (16).

La importancia de la hidratación en socorristas 

La influencia de la reposición de fluidos antes, durante y después de la actividad está relacionada con el rendimiento deportivo y el riesgo de lesión térmica asociada con la deshidratación y la hipertermia (17).

La prevención de la deshidratación es una clave para el rendimiento sostenido de un socorrista. Sobre todo, en largas e intensas jornadas laborales en ambientes cálidos y húmedos a los que se está expuesto. Entrenamientos de alta intensidad en ambientes húmedos, como los natatorios climatizados cubiertos o en otros casos al aire libre al sol, pueden dar lugar a importantes pérdidas de sudor, y por ende, perdida de minerales importantes y agua.

Entre algunos consejos para mantener la hidratación diaria, es importante tener en cuenta; Iniciar el ejercicio o la actividad bien hidratado, beber líquidos en abundancia por más de no sentir sed, incluir bebidas ricas en carbohidratos, como las bebidas deportivas y jugos de frutas naturales ricos en vitaminas. Hasta la leche ha demostrado ser un buen hidratante, siendo más efectiva en la retención de fluidos y recuperación del peso previo al ejercicio que hasta la bebida deportiva. En definitiva, se ha documentado fehacientemente que las bebidas que contenían los mayores contenidos de macronutrientes y electrolitos son más efectivas para mantener el equilibrio hídrico (18).

Conclusión sobre el entrenamiento en socorristas 

Después del siguiente análisis, no caben dudas de la importancia de tener en cuenta múltiples factores para abordar correctamente el entrenamiento con guardavidas o socorristas. Factores que permitirán que junto a una periodización acorde se obtengan beneficios reales sobre su preparación psicofísica. Preparación que requiere de una especificidad y valoración primordial, ya que no estamos entrenando solo a nadadores o corredores, sino a socorristas que deben trabajar técnicas de salvamento especializadas, con patrones motores muy caracterizados, combinados y donde la fuerza y la velocidad son capacidades que deber abordarse obligatoria y funcionalmente.

Quizás solo sea necesario evaluar un rescate o situación típica para poder planificar un entrenamiento del área correctamente. Deportistas entrenan años para una sola competencia y dar lo mejor de sí, los socorristas deberían entrenar a conciencia para cada año ser mejores y más eficientes en su trabajo, y el entrenamiento debe ser un pilar fundamental. Esto validaría aún más su rol profesional, pero obviamente todo comienza desde la formación inicial, donde se requiere idóneos del área del entrenamiento en la formación específica de socorristas y políticas que busquen una formación integral y continua de actualización para los socorristas ya vigentes.

Quizás solo sea necesario evaluar un rescate o situación típica para poder planificar un entrenamiento del área correctamente. Deportistas entrenan años para una sola competencia y dar lo mejor de sí, los socorristas deberían entrenar a conciencia para cada año ser mejores y más eficientes en su trabajo, y el entrenamiento debe ser un pilar fundamental. Esto validaría aún más su rol profesional, pero obviamente todo comienza desde la formación inicial, donde se requiere idóneos del área del entrenamiento en la formación específica de socorristas y políticas que busquen una formación integral y continua de actualización para los socorristas ya vigentes.

Lic. Jonathan Ortiz

Licenciado en Educación Física

Referencia bibliográfica

1. Cadierno O. Matos (2003). Clasificación y características de las capacidades motrices. Facultad de Cultura Física Universidad Ciego de Ávila. Cuba. Revista Digital Efedeportes. (enlace) 

2. Perez V. Ruben (1995). Capacidades Coordinativas. Journal PubliCE. Volumen 0undefined. (enlace)

3. Ramirez C. R. (2019). Una visión desde la biología molecular a una deficiencia comúnmente encontrada en la práctica del fisioterapeuta: la atrofia muscular. (enlace) 

4. Liens, Á. G. Ortega, (2013). Tendencias históricas sobre la fuerza muscular. Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte Facultad de Granma (Cuba). (enlace) 

5. M. Procopio (2007) Clasificación de la fuerza. Una aproximación a los distintos tipos de fuerza muscular. (enlace) 

6. Weineck J. (2005). Entrenamiento Total. Ed Paidotribo Barcelona. (enlace) 

7. Berdejo del Fresno, González Ravé (2009). Entrenamiento de la velocidad en jóvenes tenistas. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol. 9 (35) pp. 254-263 (enlace) 

8. Moreno M. de Diego (2014). Velocidad: Conceptos y clasificación. Revista digital G-SE Entrenamiento. (enlace) 

9. Rodriguez J. C. (2017). El entrenamiento de calidad en natación. Universidad Nacional de La Plata Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación Secretaria de Posgrado. (enlace) 

10.A. D. Cristóbal (2011). La intensidad del entrenamiento. Revista digital Efedeportes. (enlace) 

11. Sanz, C. Sanchis (2016). Los patrones básicos de movimiento: diseñando ejercicios de fuerza funcionales. Revista digital G-Se entrenamiento. (enlace) 

12.S. Vargas Molina (2015). Planificación, Programación y Periodización de la Hipertrofia. Revista digital G-SE entrenamiento. (enlace) 

13. Pozo Calvo, Amparo (2009). Horas de sueño en deportistas jóvenes. Relación con algunas variables. Revista Iberoamericana de Psicología del Ejercicio y el Deporte, vol. 3, núm. 2, julio-diciembre, 2008, pp. 201-214 Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. (enlace) 

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15.Carrillo P.; Gilli M. (2011). Los efectos que produce la creatina en la performance deportiva. (enlace) 

16.Traylor, D. A., Gorissen, S. H. M., & Phillips, S. M. (2018). Perspective: Protein Requirements and Optimal Intakes in Aging: Are We Ready to Recommend More Than the Recommended Daily Allowance? Advances in Nutrition (Bethesda, Md). (enlace) 

17.Urdampilleta, A.; Martínez-Sanz, J.M.; Julia-Sanchez, S.; Álvarez Herms, J. (2013). Protocolo de hidratación antes, durante y después de la actividad físico-deportiva Motricidad. European Journal of Human Movement, vol. 31. pp. 57-76 Asociación Española de Ciencias del Deporte Cáceres, España (enlace) 18.Pavez R. F.; Frías F. F.; Aguilera C. J. (2017). Comparación entre hidratación con leche chocolatada descremada y bebida deportiva posterior al ejercicio físico en militares. Revista Cubana de Medicina Militar. vol.46 no.2 Ciudad de la Habana.(enlace)

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