¿Realmente todas funcionan o miden lo que dicen? ¿Cuál es la mejor?
Si bien la evaluación de la composición corporal es una práctica necesaria en el ámbito clínico y el deporte , sigue habiendo un gran debate sobre las mejores herramientas disponibles para evaluar la composición corporal. La técnica elegida a menudo se basa en la conveniencia en lugar de comprender el método y sus limitaciones.
Un estudio de Kasper, A y colaboradores (2021) formuló una descripción general de las metodologías comunes utilizadas en el deporte y la salud para medir la composición corporal, específicamente hidrodensitometría, pletismografía por desplazamiento de aire, análisis y espectroscopía de impedancia bioeléctrica, ultrasonido, escaneo tridimensional, absorciometría de rayos X de energía dual (DXA) y espesor de los pliegues cutáneos.
Además comparó la eficacia de lo que se cree que son las herramientas de evaluación más precisas (DXA) y prácticas (pliegues cutáneos) y proporcionar un marco para ayudar a seleccionar la evaluación más apropiada en la práctica deportiva aplicada, incluidas las ideas de los autores, experiencias de trabajo y campo.
Tradicionalmente, los pliegues cutáneos han sido el método más popular de la composición corporal, no sólo por su gran validez y fiabilidad, sino por ser muy económico y práctico. Por otro lado, el uso de DXA ha aumentado en los últimos años (al menos en el alto rendimiento), muchos estudios lo utilizan como herramienta predeterminada con la creencia generalizada de que es el criterio estándar.
Cuando se trata de evaluar el contenido mineral óseo y / o cuando es necesario realizar estimaciones específicas de la masa grasa y libre de grasa de las extremidades, la DXA parece ser el método preferido, aunque es fundamental conocer las limitaciones logísticas. necesarios para producir datos fiables, incluido el control de la ingesta de alimentos, el ejercicio previo y el estado de hidratación.
A pesar de que la evaluación de la composición corporal es una práctica rutinaria en entornos deportivos aplicados, no parece haber nada rutinario con respecto a las técnicas utilizadas para evaluarla correctamente. En definitiva, todos los métodos discutidos tienen fortalezas y debilidades, en ocasiones, pueden considerarse “mejores prácticas” en situaciones atléticas específicas y para abordar preguntas específicas.
Como se ve en la Figura 3 puede haber una serie de consideraciones pertinentes que podrían abordarse al tomar una decisión sobre el método preferido para evaluar la composición corporal. Desde mi punto de vista sin dudas los pliegues cutáneos son una forma no solo accesible si no muy precisa de cara evaluar la composición corporal, siendo los demás métodos costosos o que se basan en un índice de variables que tienen mucho margen de error, a excepción del DXA.
Conclusiones sobre técnicas de evaluación de la composición corporal
Si se sugiere realizar estimaciones específicas de las extremidades entonces DXA parece ser la herramienta de evaluación más precisa y necesario (siempre que las condiciones previas al escaneo se puedan controlar y teniendo en cuenta su valor y accesibilidad 🤣).
Sin embargo, dada la simplicidad de la técnica de los pliegues cutáneos, la velocidad con la que se puede implementar y evaluar, la frecuencia con la que se puede utilizar junto con los bajos costos asociados al método. Si el objetivo es simplemente realizar un seguimiento de los cambios en la grasa corporal a lo largo del tiempo, se podría argumentar que las medidas de los pliegues cutáneos pueden proporcionar la mejor solución cuando se informan como una suma de milímetros en lugar de un valor porcentual relativo. De todas las evaluaciones de la composición corporal, las evaluaciones de los pliegues cutáneos parecen ser las menos afectadas por factores que son difíciles de controlar en los atletas (ingesta de alimentos, gasto energético, etc).