inactividad

¿Cómo afectan largos periodos de inactividad a nuestra salud?

“Cuando la evidencia nos muestra el camino pero muchos se dignan a no verlo, periodos de encierro e inactividad son la peor medicina de cara a mantener el sistema inmune y la salud en optimas condiciones…”

La reducción de la actividad física es algo ya habitual en este contexto de pandemia, ya que, las restricciones constantes no nos deja llevar un ritmo de vida activo en muchos casos. Una de las variables más importantes es la reducción del número de pasos diarios (es decir, reducir los niveles de actividad física diaria), en donde el confinamiento al que fuimos sometidos ha propiciado a reducir enormemente el ritmo de actividad diaria, factores que dramáticamente aumentaron el sedentarismo y con ello el acceso o desarrollo de múltiples enfermedades metabólicas no transmisibles como la obesidad, diabetes tipo II, afecciones cardiovasculares, etc.

Así es, que el deterioro metabólico y musculoesquelético durante periodos de encierro e inactividad física avanza a pasos agigantados, siendo hoy el ejercicio un aspecto fundamental para reducir el acceso a enfermedades cardio-metabólicas por esta severa reducción del NEAT y mal nutrición adecuada a este entorno patológico y sedentario.  (1,2)

Para responder a esta pregunta inicial citaremos a un estudio de Davies B. y colaboradores (2018) realizado por investigadores de la Universidad de Liverpool en el que podemos encontrar condiciones similares a las actuales en cuanto a la reducción de los niveles de actividad física. Este estudio se realizó con 45 adultos considerados físicamente activos (>10.000 pasos diarios), de los cuales 16 tenían familiares directos con diabetes mellitus tipo 2 (lo que triplica el riesgo de desarrollar esta enfermedad por el entorno) y 29 sin esta enfermedad cardiometabólica, ambos grupos redujeron durante 14 días su número de pasos diarios un 81%, viéndose afectada la actividad física moderada-intensa y aumentando casi 4 horas sus actividades sedentarias (más horas de ocio sentados o acostados).  Pero esto no fue todo, una vez finalizado este periodo de inactividad, retomaron su actividad normal después de 14 días.

Después de estas dos semanas de reducción del número de pasos, ambos grupos mostraron una disminución en la sensibilidad a la insulina, en la capacidad cardiorrespiratoria y en la masa muscular de las extremidades inferiores (mayor masa muscular), así como un aumento en la grasa corporal, la grasa hepática y los niveles de colesterol, principalmente las lipoproteínas de baja densidad (-LDL).

Además, los individuos con riesgo de diabetes tipo II vieron aumentada un 1,5% su grasa abdominal y el nivel de triglicéridos en comparación con el resto de participantes. Tras reanudar su actividad cotidiana,  los participantes del grupo en riesgo de diabetes tipo II tuvieron menor sensibilidad a la insulina y realizaron un menor volumen de actividad física intensa, mientras que el resto de cambios fueron revertidos sin diferencias significativas 

Por lo tanto, el paso de niveles de actividad moderada-intensa a un comportamiento casi sedentario durante tan solo dos semanas puede provocar severos cambios, no solo asociados con un mayor riesgo de desarrollar futuras enfermedades metabólicas, sino también de enfermedades cardiovasculares y mortalidad. Además, es importante tener en cuenta que estos períodos agudos de inactividad física son posiblemente más perjudiciales para las personas mayores que para los jóvenes, quienes en gran medida ya pueden presentar sarcodinapenia u osteopenia.  (3, 4)

La importancia de mantenerse activos o volver a moverse correctamente

Se sabe que las poblaciones más frágiles, como los ancianos o los pacientes con patologías metabólicas instauradas, están más propensos a cuadros más graves de COVID ‐ 19. La actividad física ha demostrado ser beneficiosa para mejorar las condiciones clínicas que se asocian con mayor frecuencia con COVID‐19 grave. (5)

La respuesta inmune al virus depende de muchos factores como la genética, la edad y el estado físico, etc.
La práctica de ejercicio físico ante esta problemática se presenta como una herramienta de prevención para mantener el sistema inmune fuerte. Realizar ejercicio físico regular actúa como modulador del sistema inmune. Posterior a las 4 horas de realizar ejercicio físico se liberan mioquinas anti y pro-inflamatorias que favorecen a la circulación de linfocitos hacia las vías respiratorias y la limpieza celular.

Realizar ejercicio físico incide en una menor incidencia, gravedad sintomatológica y mortalidad por infecciones virales observadas en sujetos que realizan ejercicio de forma regular. Permite mantener fuerte el sistema inmune, siendo un beneficio directo contra las enfermedades virales y también metabólicas no transmisibles. Por lo tanto, realizar ejercicio físico de moderada/alta intensidad va a ser una herramienta clave para preparar el sistema inmune contra el COVID-19 y el riesgo de hospitalización. (6)

Conclusiones sobre el efecto de dos semanas de inactividad

Ante medidas como las que estamos obligados a tomar, es importante conocer también los efectos negativos que conllevan para la salud largos periodos de encierro, inactividad física y sedentarismo. Esto con el fin de poder aplicar estrategias de prevención necesarias para que mañana no sea tarde, sin más que aclarar, creo que esta demás decir que los beneficios del ejercicio físico y mantenerse muy activos, sin dudas son claves para paliar los efectos negativos de este gran confinamiento y las medidas restrictivas que se siguen tomando actualmente.

Aprende más sobre estos temas con nuestro Webinar gratuito sobre la fuerza muscular como biomarcador de salud que se dictara el día sábado 5 de Junio a las 15hs. Para participar solo ingresa a nuestro Instagram y compartí la información.

Referencia bibliográfica 📚

  1. Ammar A, Brach M, Trabelsi K, et al. (2031). Effects of COVID-19 Home Confinement on Eating Behaviour and Physical Activity: Results of the ECLB-COVID19 International Online Survey. Nutrients. 2020;12(6):1583.
  2. Castañeda-Babarro A, Arbillaga-Etxarri A, Gutiérrez-Santamaría B, Coca A. (2020).Physical Activity Change during COVID-19 Confinement. Int J Environ Res Public Health.17(18):6878.
  3. Bowden Davies, KA, Norman, JA, Thompson, A., Mitchell, KL, Harrold, JA, Halford, J., Wilding, J., Kemp, GJ, Cuthbertson, DJ y Sprung, VS (2021). La inactividad física a corto plazo induce disfunción endotelial. Fronteras en fisiología , 12 , 659834. https://doi.org/10.3389/fphys.2021.659834
  4. WHO guidelines on physical activity and sedentary behaviour (2020).
  5. Bull FC, Al-Ansari SS, Biddle S, et alWorld Health Organization 2020 guidelines on physical activity and sedentary behaviourBritish Journal of Sports Medicine 2020;54:1451-1462.
  6. Da Silveira, M. P., da Silva Fagundes, K. K., Bizuti, M. R., Starck, É., Rossi, R. C., & de Resende E Silva, D. T. (2021). Physical exercise as a tool to help the immune system against COVID-19: an integrative review of the current literature. Clinical and experimental medicine, 21(1), 15–28.

Dejá un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *